viernes, 14 de junio de 2013

Visitando la ONG "Eduvision" en Hetauda.


Nos disponíamos a viajar a Hetauda, a tan solo 200 km de Kathmandu, y las 2 maneras que había, era en autobús (que daba una vuelta tremenda hasta llegar a destino y tardaba el doble) o en jeep.
En jeep!, pensé yo....
Tan solo tardaría 3 o 4 horas, por lo que decidimos ir en jeep.

Hasta 11 + 1 (un bebe) íbamos en ese jeep. Prácticamente sin espacio para movernos, empezamos el viaje.
Claro, con las calles que tiene Kathmandu como para no ir en jeep, volví a pensar yo... pero que va! Si íbamos en jeep es porque la carretera a Hetauda era como un camino de cabras!. Bueno, había partes asfaltadas...

Y si a eso le sumamos que vamos atravesando montañas, imaginaros esas carreteras por barrancos.... de vértigo. (Olvidaros de vallas de seguridad).

Pero eso no es todo... porque viendo como se conduce en Nepal (acelerador y bocina en todo momento) es, quien entre mas rápido, entra primero... da igual si el adelantamiento en sin espacio, en curva sin visibilidad alguna... NADA!

Por lo que llegamos a ir un tanto acojonados... la verdad que al final te llegas a acostumbrar... (Bueno, no te queda otra porque llega un momento que es estresante tanto aceleron y bocina continuamente).

Ya vivos, y en Hetauda, gracias a nuestro amigo David (al que saludamos desde aquí), nos puso en contacto con Surendra, presidene de la ONG Eduvision, para conocer de cerca los múltiples proyectos que dirige o colabora desde esta pequeña ciudad.

Nos acogió de la mejor manera cediendonos una habitación y junto a dos voluntarios americanos que allí se encontraban colaborando, nos fue enseñando los proyectos en los que están metidos. Hasta 5 proyectos pudimos ver in situ en el día y medio que estuvimos por allí.

Cuatro de ellos con niños huérfanos y el ultimo de ellos con personas mayores.

Se nos caía la baba estar rodeados de tantos y tan buenos niños de todas las edades, jugando un buen rato con ellos.


Niños que han quedado huérfanos o que han sido abandonados, con un pasado no precisamente bonito para recordar, pueden llegar a tener una formación y en definitiva, otra opción en su futuro, en estas casas de acogida.

No fue lo mismo cuando visitamos la residencia de mayores desgraciadamente. Gente recogida literalmente de la calle con problemas físicos o psíquicos a los que no es igual de fácil cuidar, comparado al cuidado de unos niños donde no les falta una sonrisa. Grandisimo trabajo el que hay detrás de este proyecto.


Le agradecemos desde aquí a Surendra y compañía el buen día y medio que nos preparo pudiendo conocer muy de cerca estos proyectos.

No dudamos ir de voluntarios en un futuro, esta vez, con mas tiempo.



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