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lunes, 10 de junio de 2013

Curiosidades sobre Jordania y los Jordanos.


- No hay apenas normas de trafico. O por lo menos, no se respetan. Puedes hacer prácticamente lo que te da la gana, incluso delante de la policía que no dicen nada. Llegamos a vivir un adelantamiento entre 3 coches en 2 carriles... en la autopista! Os podeis hacer una idea de lo cerca que estuvimos de los coches ya que estábamos en el medio. El conductor simplemente reia.



- Muchos de ellos (confirmados) pueden llegar a fumar hasta 3 paquetes diarios. (Es barato, segun ellos). Es apagar uno y encender otro de seguido.

- A los hombres se les permite tener hasta 4 mujeres y cuantos mas hijos se tiene, mejor.
Uno de nuestros guias tenia 13 hijos y eran 17 hermanos.

- No vimos servilletas en la mesa en ningún sitio (a no ser en el Sara). SIEMPRE teníamos que pedirlas.

- Las mujeres occidentales pueden llegar sentirse un tanto incomodas al ir en bañador por la playa. Como país musulmán, las mujeres jordanas, se bañan o hacen snorkeling hasta con el burka. No os digo nada lo incomodo que debe resultar en el Mar Muerto.

- Desgraciadamente hemos encontrado mucha basura en TODOS los sitios. Especialmente triste cuando lo ves en sitios como el Mar Muerto o el Mar Rojo.
Plasticos, cristales rotos, cigarrillos... una autentica pena.

- Pasión desmesurada por el futbol. Cada vez que pasabamos por delante de alguien era un ritual...:
     - "you from where...
     - Spain
     - Spain? Real Madrid or Barcelona.
     - Barcelona
     - (cara de, muchos o pocos amigos)... wellcome to Jordan...

No exagero, minimo un par de veces al dia.

- En sitios como en Aqaba o el Mar Muerto, hacia tanto calor que no había agua fría. Tanto calor que por mucho que esperaras con el grifo corriendo (y me refiero en la habita del hostel) no llegaba a salir nunca. Olvidaros de una buena ducha fria aqui.

- Podeis encontrar fotos del Rey de Jordania en cualquier parte del pais.


Algo de musica jordana:
http://www.youtube.com/watch?v=gI-ovjTWBzo

Fotos: Julen Esnal
Video musica, fuente: YouTube




viernes, 7 de junio de 2013

Gastronomia en Jordania.


Después de una estancia de 10 días, recorriéndonos el país de norte a sur, sin duda el mejor restaurante al que hemos podido ir aquí, ha sido el Sara restaurant en Amman.

Justo en frente del restaurante más conocido por su falafel (el Hashem rest.) se encuentra este restaurante especializado en pescado y marisco.
Pescado típico jordano además de los típicos salmón, dorada o lubina cocinados de una manera un tanto parecida a la nuestra, por lo que si estáis cansados de comida rápida jordana, como kebabs y falafel, es una opción mucho mas que aconsejable pasarse por este restaurante y pegarse un homenaje a buen precio. (2 platos principales y una botella de agua no llega a 20 €, y los platos son mas que abundantes).

Otro de los sitos donde comimos excelentemente bien fue en el desierto de Wadi Rum. No se si por el hecho de hacer la comida bajo tierra o que, pero nunca comimos un arroz o unas verduras tan sabrosas. Acompañado de piezas de pollo, patatas y diferentes tipos de ensaladas, con una compañía tan amigable como la beduina, y en ese enclave tan especial en medio del desierto, fue la vez que mas disfrutamos de una comida en este país.

Para bolsillos mas apretados como los nuestros os comento la opción que tuvimos en la ciudad de Aqaba, al sur del país, junto al Mar Rojo.
Aun teniendo el alojamiento en south beach, a unos 15 km de Aqaba, decidimos bajar al centro y alejarnos de los precios para turistas que nos rodeaban, para mezclarnos con la gente local. Junto a la enorme bandera, a la entrada de la ciudad, nos encontramos con un par de restaurantes especializados en pollo asado y cordero. Medio pollo con patatas para cada uno, un plato de arroz y una botella grande de agua, 7€ para 2 personas.

Y para finalizar, y de vuelta en Amman, una opción mas económica que la del Sara restaurant, la tenemos en el restaurante Jerusalem (muy cerquita del Sara, pero deberéis preguntar ya que el nombre esta en árabe por lo que no lo encontrareis).
Aquí pedimos el plato mas típico, el "marhsef". Un plato con una abundante base de arroz sobre la que duerme una pieza de cordero cocido. Viene acompañado de una crema de yogur caliente la cual reogaremos sobre el plato según vayamos comiendo.
Por ultimo dan a elegir ensalada o humus y estando en el país donde estamos, no había mucho que pensar para decidirme. El humus viene con un buen chorro de aceite de oliva virgen que no parareis de untar el pan de pita que ponen nada mas sentarse a la mesa.

Foto: Julen Esnal
Menú que tomamos en el restaurante Hashem.

jueves, 6 de junio de 2013

Jordania. El Mar Muerto.


Después de unos días de relax en Aqaba, teníamos que volver al caótico Amman para, en un par de días, organizar una escapada al Mar Muerto, y poder salir desde allí hacia el aeropuerto para volar a Kathmandu con escala en Dubai.

Decidimos reservar la excursión con el mismo hostel que nos hospedamos, el Jordan Tower hotel. Un guía bastante majo nos llevo a los 7 que eramos, a conocer diferentes lugares de connotaciones religiosas y el Mar Muerto como final de día.
Sinceramente nos pareció todo bastante aburrido por la peregrinación de turistas que había en los diferentes lugares, aunque como historia, fuera interesante.
Lo que mas nos gusto fue un un workshop que había pegado a un museo donde se enseñaba, trabajaba y vendía la especialidad local, los famosos mosaicos.
Grandisimo trabajo minucioso que tiene la realización de estas diferentes piezas.

Con muchas ganas de bañarnos por el calor que hacia, finalmente llegamos al esperado mar.
Deciros que como tiene tantisima sal concentrada, se debe tener una ducha cerca para poder ducharse tras el baño y que no se llegue a cristalizar, por lo que, como siempre..., o te vas a uno de los resorts de 5 estrellas que hay repartidos por su costa pagando 60€ al día, o como nosotros, vas a un "resort" publico que te cobran 16€. Esto te da derecho a unas piscinas, no naturales, y unas duchas para después del baño, pero... no es oro todo lo que reluce...

Dio la casualidad que decidimos ir en un dia festivo, por lo que las piscinas (que era lo primero que te encontrabas) estaban  abarrotadas de gente.
Y en cuanto al mar... la verdad que fue muy curiosa la experiencia.


Haciendo un poco el tonto. Foto: Sabri

Sabri podía ponerse de cualquier manera. Apenas se ve el horizonte.


Hicimos todas las chorradas y posturas que os podéis imaginar viendo cómo por arte de magia, no eres capaz de hundirte por mucho que lo intentes. Pero pasado cierto tiempo y con el sofocante sol ves como tu piel se va cuarteando y quemando cada vez mas rápido.

Necesitas una ducha rápida para refrescarte pero, ni están cerca, ni funcionan la mitad de ellas y las que funcionan lo hacen de la peor manera.
No quiero ni pensar cómo deben salir las mujeres musulmanas que se bañaban con ropa desde los pies a la cabeza...

Los precios para tomarse algo triplican, como poco, a los de la capital y buscar unas simples sillas para "pasar el tiempo" y no morirte de calor, es una ardua tarea.
El Mar Muerto es el punto mas bajo de la tierra, a 400 m por debajo del nivel del mar así que os podéis hacer una idea el calor que hacía.

Al cabo de un tiempo decidimos volver a bañarnos en el mar (viendo que se hacia imposible estar en la piscina por la gente que había y el calor que se pasaba)... por si hubiera alguna postura que todavía no habíamos intentado.... Fue algo mejor, ya que no pegaba tanto el sol, pero te empiezas a fijar a tu al rededor y no ves mas que basura, incluso dentro del agua.
El turisteo paleto de grupos hacia ya todo el resto...

Aspecto del lugar.

Basura acumulada en la orilla.


No obstante seguía siendo curioso ver cómo podrías cruzar hasta Israel sin morir ahogado aunque tardases horas. (Hecho por cierto, imposible de hacer por la vigilancia que había).
El efecto óptico que producía el mar en ese entorno desértico, sin absolutamente nada de vida en el, era una sensación nueva y extraña para nosotros.

Poco antes de irnos y después de pegarnos una... incomoda ducha (por lo mal que estaban), decidimos entrar a los baños para darnos una ducha mejor con jabón y cambiarnos de ropa pero... entre los olores y el mal estado de los baños... se te quitaban todas las ganas... y eran muchas os lo aseguro, por lo incómodo que te sientes con la sal.

Y yo me pregunto... ¿En qué invierten el dinero de la entrada para el servicio (podías ver hasta 3 trabajadores en un mismo sitio sin hacer absolutamente nada) y la limpieza que te encuentras? ...

Fue una pena, pero nos fuimos con mal sabor de boca.


Curioso aspecto del lugar.


Fotos: Julen Esnal



Jordania. Aqaba y El Mar Rojo.


Tras el desierto de Wadi Rum, llegamos a nuestra siguiente ciudad, Aqaba, a eso de las 12 del medio día con una temperatura de 37 grados, así que os podéis imaginar como fueron nuestros siguientes días por aquí.

Aparentemente reservamos un buen lugar en la zona de "South beach", (a 15 km de la ciudad) ya que como según leímos, era la mejor zona si queríamos estar cerca de las playas y poder hacer snorkeling, ya que era el motivo por el que íbamos.


Piscina del hostel.


El hotel/hostel estaba bastante bien, barato (unos 17 € la noche) y justo enfrente del Mar Rojo. Podría estar muchísimo mejor si el dueño fuera algo mas detallista en cuanto a muchas cosas dentro del hostel, pero debo decir que no estuvimos nada mal a pesar del calor que hacia, gracias también a su piscina, porque en cuanto al Mar Rojo, mucho nos podemos quejar.

Es una pena que estando justo en frente del famoso Mar Rojo, acabáramos bañandonos mas en la piscina que en el mar.
Y es que desgraciadamente deja muuucho que desear el estado en el que se encuentra.
La arena, la podría describir como si te encontraras en una obra de construcción de algún edificio, (con piedras y algún escombro), y para entrar al agua necesitas de unas zapatillas por la cantidad de piedras que hay, pero esto aun se acepta.
Lo que es inaceptable era la cantidad de plástico, colillas y cristales rotos que había. Y esto en la arena, porque en el mar era prácticamente igual. Nos llevamos las gafas y el tubo para ver la fauna y flora tan famosa de por aquí, pero era como estar bañandonos en una pecera sin haberse limpiado en meses.
Nada comparado a lo que vimos en Malasia al borde de la orilla, hace justo un año.

Otra de las razones por las que no llegábamos a estar a gusto en la playa era la cantidad de miradas que atraíamos. (De todas partes, sexos y con absoluto descaro). No había apenas turistas, por lo que la piel blanca de Sabri (aun vestida) era "llamativa" para ellos. Nos os digo nada cuando se atrevía a quedarse en bañador.
Estábamos rodeados de familias numerosas por lo que llegaba a ser bastante incomodo estar siendo observado en todo momento.

Lo que aprovechamos fue a conocer parte de la "vida" de la ciudad cuando caía la noche, pasando por sus  calles de inacabables mercados abiertos casi día y noche; Y poder cenar en algún restaurante local.
Llegamos a cenar un exquisito pollo asado con patatas y arroz, ambos, por no mas de 7€.

De vuelta a South beach nos tocaba como siempre regatear el precio, tanto en taxis como el vehículos particulares, (opción bastante extendida en casi todo el país y algo mas barata).


Puesta de sol desde nuestro hostel.

Fotos: Julen Esnal


martes, 14 de mayo de 2013

Jordania. El desierto de Wadi Rum.



Desde Petra, nos separaban pocos kms hasta el gran desierto de Wadi Rum, por lo que hablamos con Ibrahim, el dueño del hotel, para que nos reservase una noche en un campamento beduino.
Por unos 60 € cada uno tendríamos un guía esperándonos a la llegada. Con su jeep, nos llevaría a conocer los lugares mas importantes del desierto que hizo famoso a Lawrence de Arabia, el mismo que empezó la revolución árabe contra los turcos haciendo del desierto su base de operaciones.

A la mañana siguiente cogimos un bus que nos llevaría hasta el mismo poblado de Wadi Rum. Aun con las indicaciones de Ibrahim, era difícil saber con certeza donde acabaríamos por la poca información y el poco conocimiento del ingles de algunos.

Tal y como nos dijeron, ahí estaba "Suliman" (hermano de la persona que realmente lleva el campamento en el propio desierto) y su jeep de mas de 33 años. (Objeto de burla para muchos guías, pero que para nosotros le daba un encanto especial.)

Suliman y su jeep.

Lo primero que hizo fue llevarnos a su casa e invitarnos a un te con su familia.
Pasamos un gran rato disfrutando de ese dulce te, hablando con él y con la mujer de su hermano, (que tan solo se dejaba ver sus ojos tras el burka), y 3 de sus hijos.

Es aquí donde nos enteramos que todos los beduinos que vivían en esta villa (al rededor de unos mil) provenían todos de la misma familia desde que sus tatarabuelos se trasladaron aquí hacia mas de 300 años; La tribu de los Zalabia.

Con este primer contacto, ya estábamos preparados para adentrarnos de lleno en el desierto.
Como 4 o 5 paradas hicimos en los lugares mas emblemáticos, antes de hacer un pic-nic al mas estilo beduino.
A la sombra de una gigantesca plana pared de montaña, resguardandonos del sol y del viento, estiramos la alfombra para disfrutar de otro te, conversación y algo para picar, junto con otro jeep con otro guía beduino y 3 turistas italianos.

Sabri con el unico arbol de la montaña.


Sabri en un cañon de una montaña.

Suliman y yo, saltando en las enormes dunas.

Después de una merecida siesta, (visita de cabras del desierto incorporada junto con su pastora) y de una divertida sesión de saltos y volteretas en una duna, con una increíble arena fina roja, era hora de conocer nuestro campamento y esperar a ver la impresionante puesta de sol desde lo alto de unas rocas.

Sabri en el campamento.

La noche en el campamento fue espectacular. Primero por la sabrosisima cena. Y segundo y a continuación, por la charla al rededor de un buen fuego y una sisha, seguido de un buen vistazo a las millones de estrellas que se observan desde allí, era el perfecto final para un día conociendo mas de cerca a los beduinos.

A la mañana siguiente, con unos 27 grados a las 8 de la mañana y después de un desayuno de pan de pita, queso, mortadela, "halaba", (una especie de "masa" hecha a base de sésamo, pistachos y algún otro ingrediente) y por supuesto te, estábamos listos para volver al mundo real.
Directos hacia Aqaba, nuestra siguiente parada.





Fotos: Julen Esnal


Jordania. Amman y Petra


Después de unos cuantos días sin poder actualizar el blog por falta de tiempo y especialmente, por falta de conexión a internet en algunos lugares, hoy quiero hablaros sobre nuestra experiencia en Jordania.

Me podría extender bastante contando cada experiencia que hemos vivido aquí pero no creo que tuviera ni tiempo ni espacio para hacerlo, así que resumiré.

Nuestra llegada a la capital jordana no fue todo lo agradable que hubiéramos deseado. Dos turistas blanquitos, cansados del viaje, a la 1 de la mañana eramos un blanco fácil para ser estafados.
Afortunadamente el hostel que previamente habíamos reservado no estaba tan mal para pasar un par de noches en Amman y conocer esta bulliciosa ciudad.
El "Jordan tower hotel" no es para nada un lujoso hostel, que no hotel, pero tiene un servicio y una limpieza muy por encima de la media que podéis observar en el resto de la ciudad. Además se encuentra en lo mas céntrico de la capital con lo que nos fue muy fácil movernos por la ciudad a pie.
Como recomendación para visitar os diría el anfiteatro romano y la ciudadela a parte de los museos que nos encontramos a su paso, quitandonos de en medio, eso si, a cualquier persona con ganas de sacarnos algunos dinares.


Lo bueno empezó cuando nos acostumbrarnos a la situación y a descubrir la ciudad por nosotros mismos fiándonos tan solo de unos pocos.

Decidimos coger eso si, un guía, compartido por una pareja de italianos, quien nos enseño las ciudades de Jerash y Umm Qais (justo en el borde de la frontera entre Israel, Siria y Jordania, donde os podréis imaginar la tensión que se respiraba) y con el que aprendimos mucho sobre la vida de este país.

Al tercer día cogimos un bus hasta la deseada ciudad de Petra.
Acertamos de lleno con el hotel Valley stars Inn que cogimos en Wadi Musa, pueblo pegado a Petra.
Ibrahim, su dueño, sabe bien cómo hacerte sentir como en casa.

No sabría bien cómo describiros lo que fue visitar la "ciudad de los muertos" que llaman a Petra por la cantidad de tumbas que se encuentran aun en pie.
Ya sólo atravesar el Siq, el desfiladero que lleva hasta el templo del tesoro y edificio mas conocido de Petra, es indescriptible, pero cuando lo terminas y te encuentras enfrente del famoso "tesoro"' lo es aun mas.

Caminando por el Siq.

El "Tesoro" al final del Siq.

La entrada, para nada barata, nos costo 60 euros por persona los 2 días, pero ya os digo, en un día no se ve ni la mitad.




El segundo día fue aun mejor que el primero. Primero porque había mucha menos gente y pudimos disfrutar del Siq y el "tesoro" sin aglomeraciones, y fuimos mas derechos a las partes que faltaban por ver.
Y segundo porque llegamos a ver partes que nos seguían sorprendiendo aun mas. Entre ellas visitar el monasterio que se encuentra en lo mas alto de las montañas. Allí decidimos subir lo poco que nos faltaba para subir hasta la cumbre y disfrutar de las increíbles vistas que desde allí se tenía.
Lo mas espectacular para nosotros fue que nos cogió una pequeña tormenta allí mismo, en lo mas alto de Petra (después del calor que soportamos el primer dia), pero afortunadamente una familia de beduinos que tenia su tienda montada allí nos acogió de la mejor manera ofreciendonos, te, musica y conversación hasta que paso la tormenta.

Sin duda un gran momento a recordar...

Solos en el Siq.

Sn gente, frente a las enormes tumbas.

Solos frente al "Tesoro".


Fotos: Julen Esnal