martes, 9 de junio de 2015

Voluntariado en Sucre


Después de tres días de trekking por los alrededores de Sucre, volvimos a dicha ciudad para ofrecernos como voluntarios en alguna ONG que requiriese de nuestro tiempo y trabajo.

Habíamos mirado y buscado bastante por internet para poder trabajar como voluntarios en algunas ONGs de Sudamerica, en especial entre Bolivia y Perú, pero no encontramos nada que no fuera adelantando un dinero que no teníamos.
Escribimos unos cuantos emails a ciertas organizaciones para poder colaborar en persona (aun pagándonos nosotros la comida y la estancia). Pero muy pocas nos contestaron y en otros casos, debíamos pasar por el elevado precio.

Nos dimos cuenta que esto del voluntariado se ha llegado a convertir en otro gran negocio donde, a mi parecer (en muchos de los casos), se aprovechan de la buena fe de los "turistas solidarios". Por lo que decidimos que nuestro tiempo y dedicación debía ser aceptada por quien de verdad la necesitara. (como nuestro voluntariado en Laos). Así que nos buscamos el voluntariado por nuestra cuenta.

Decidimos por tanto hablar con la gente local para que nos avisaran si sabían de alguna organización o lugar donde aceptaran y valoraran algo tan preciado como es el tiempo de cada uno.
(Qué pasa, que sólo pueden ayudar los que tienen dinero?).

Dio la casualidad que por la misma ONG con la que hicimos el trekking por Sucre, nos acabaron derivando a una escuela dirigida por monjas españolas que están encantadas de recibir ayuda de los voluntarios, (El Centro infantil Stma. Trinidad). No pagaríamos nada, ni recibiríamos nada de ellos. Tan sólo ofrecíamos nuestro tiempo y dedicación tal y como queríamos.

No entraba en nuestros planes colaborar con ONGs de carácter religioso, pero nos gustó lo que vimos y lo que llevaban haciendo durante años en este lugar; Ofrecer educación a niños de diferentes edades que no se pueden permitir otro tipo de escuela o educación.

El entorno de la escuela no es que fuera de lo mejor... pero era entrar allí y parecía cambiar todo. Se respiraba buen ambiente, y lo más importante, estaba todo limpio y los niños tenían suficiente material como para ayudarles en su día a día de aprendizaje. Además de columpios y espacios deportivos, comedor, etc.

Al rededores de la escuela.

Entrada al Centro Infantil Stma. Trinidad.


Tan sólo pudimos permanecer una semana que era el tiempo que nos quedaba antes de partir hacia la capital, La Paz, pero esto no fue impedimento alguno para que la directora del centro nos brindase la oportunidad de poner nuestro granito de arena en aquella escuela.

Fueron 5 días geniales los que pasamos con niños, con edades de entre 3 y los 14 años.
El resto eran demasiado pequeños para tomar la responsabilidad o poder enseñarles nada.


La clase de los más peques.

Las educadoras leyendoles un cuento.

Hora de comer de los peques en el comedor.

Con los más pequeños (Entre 3 y 5 años) tan solo jugabamos o les contabamos alguna historia para que se quedaran con lo "importante del cuento".
Poco más ya que despues de un rato se volvían locos y no había manera de calmarlos.


Momento presentación... 

Tiempo de charla. Todo el mundo atento...

Esto está tirao! les tengo controlados...

Si, es de verdad... curioso, no?

Vale, solo tocar un poco y ya eh?

Bueno, no puedo más... hay que hacer algo ya!

Hay que levantarse... Así mejor...

Dios! se te agarran a las piernas y no hay manera! 

Esto se me esta yendo de las manos... Y la otra mirando las bragas a Sabri... 

Te vas a enterar tu ahora... O eso creo que pensaba él... 

Bueno, definitivamente esto es una locura!



En cuanto a los más mayorcitos, nos centramos sobre todo en enseñarles inglés (que era nuestro objetivo principal) aunque según fuimos viendo las necesidades, también metimos educación medio-ambiental (apoyando las tareas de reciclaje que incentivaban las educadoras) y juegos para que fueran asimilando lo aprendido).


En medio de clase de inglés.

Sabri corrigiendo ejercicios.


Y cómo no,  siempre quedaba tiempo para los recreos, en los que yo jugaba al futbol con los chicos (malditos niños lo que me hicieron correr) y Sabri pasaba tiempo con las chicas...


Una buenas pachangas las que nos hechábamos... 

Todas la querían para ellas solas...

Como digo, una semana llena de alegría (y algunas veces de tristeza, viendo algunos de los niños llorando por cualquier cosa) y acercandonos más a esta gente que tan bien nos acogió.

Y si no teníamos voluntariados para hacer, en la misma semana, los mismos guías de la agencia con la que nos fuimos de trekking, nos pidieron si les podíamos dar clase a ellos también (cuando tienen un manager australiano! pero que estaba claro que no quería perder su tiempo en esto).


Enseñando ingles a los guias de la agencia.


Nosotros lo hicimos encantados y allí que estuvimos, con los peques en las escuela por las mañanas, y las tardes con los guías en la agencia. Y el resto del tiempo, sentados en la plaza central de Sucre viendo la vida pasar de esa entrañable ciudad intentando ser parte de sus simpáticos y acogedores habitantes.

En resumen, una experiencia de lo más enriquecedora; Poder regalar tu tiempo a quien de verdad lo necesita y un aprendizaje tanto para unos como para otros, porque siempre se aprende algo, hasta de los que menos te esperas.

Más fotos de tan bonita experiencia:












Fotos: Julen Esnal & Sabrina Ferrone.
www.julenesnal.com
Agradecimientos al Centro Infantil Santísima Trinidad de Sucre, a sus cocineras y por supuesto a todos los niños que tuvimos el placer de conocer.


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