martes, 16 de septiembre de 2014

Sidney; La ultima ciudad en Oceanía.


Unas 3 horas son las que demoramos en trasladarnos de Auckland (NZ) hasta Sidney; Y otras 3, las que tardamos en salir de ese maldito aeropuerto desde que aterrizamos, entre papeleo con la temida aduana australiana y la espera para el transporte que nos llevaría al centro, que tan buenamente ofrecía nuestro hostel, el Globe backpacker.
Buen detalle por parte del hostel para ahorrarnos unos cuantos dolares que vale ir hasta el centro de la ciudad.

Bueno, eso fue lo único bueno que tuvo el hostel, porque acabó resultando ser el peor hostel de Oceanía y uno de los peores de todo el viaje!.
Es lo que sucede cuando vas tan de "tirado" en una ciudad tan cara como Sydney.

La verdad que miramos algunos mejores, pero no había ninguna disponibilidad y al final por 4 días, suponían 80 dolares (mínimo) más, que no es poco.
Pero de haber podido, nos hubiéramos cambiado de inmediato, después del shock que nos dio ver este hostel en menos de una hora que llevabamos allí instalados.
Una casa de unos 80 años, posiblemente jamas restaurada. La cocina y los baños, indecentes. De lo más antiguos, averiados la mayoría y de lo mas sucios. Así es como viven aquí especialmente los jovencitos (europeos casi todos) recién llegados a Sydney, los cuales se dejan tratar de esa manera, porque ese hostel debería estar cerrado directamente hasta reformarlo por completo. (Nos decian que lo estaban reformando por partes... Menudo morro tienen.) Y encima lleno hasta los topes, algo que hacia aun mas incomodo la convivencia por lo pequeño de sus instalaciones.
Lo elegimos no sólo por lo barato sino por su localización, ya que se encontraba aparentemente en uno de los centros neurálgicos de la city, King Cross. Pero desconocíamos que era una de las zonas de marcha por excelencia en la ciudad, lleno de bares baratos, prostitutas y drogadictos.
Vamos, que dimos de lleno con el hostel...

Pero bueno, ya estábamos en la famosa Sydney!
Una ciudad grande, con 4 millones de habitantes aunque cómoda y amplia para caminar por el centro.


Las dos clases de "junglas" de Sidney.



No cogimos ni un solo transporte público para movernos por la ciudad. También es verdad que no salimos del centro, aunque exceptuando un día que nos hizo mucho sol, el tiempo digamos que no nos acompaño demasiado.

Uno de los días vimos la posibilidad de coger un ferry que nos llevara hasta el otro lado del famoso puente Sidney Harbour Bridge, pero al ver que serian mas de 12 dolares por persona, desestimamos la idea. No queríamos, ni podíamos gastarnos mas dinero de lo que este país nos estaba chupando de nuestro presupuesto.

Combinando estilos.


La ciudad me gusto mucho arquitectonicamente con esa combinación de edificios modernos con otros de aspecto clásico, aunque me decepcionó algo el tan carismático Sidney Opera House a los pies de la bahía. Mas anticuado de lo que esperaba. Pero sin duda es una preciosa postal la que se tiene desde uno de los miradores del jardín botánico con el edificio de la opera y el puente al fondo.

Por cierto precioso parque, de nuevo a los pies de la bahia, para salir del stress del centro urbano y desconectar de la gran urbe. es aquí por cierto donde se encuentra el jardín botánico.


Parque entre la bahia y la ciudad.

Aire limpio ante la ciudad.

Interesantes fueron las visitas que hicimos tanto a la Galería de Arte de Nueva Gales del Sur, con sus numerosas y buenas obras, como a la Biblioteca Nacional, la cual ademas nos proporciono internet gratis para poder acabar de marcar nuestro paso a Sudamérica el cual estaba cada vez mas cerca.

En definitiva una bonita ciudad, llena de oportunidades y planes que hacer. Aunque como siempre, con todos los pros y los contras de una gran ciudad.
No obstante, nosotros nos quedamos con Melbourne como LA CIUDAD de Australia.


Fotos: Julen Esnal

Mas fotos sobre la ciudad:


Opera House Sidney. 

En el puerto.

Galeria de Arte de Nueva Gales del Sur.

Bonito time-lapse el que encontrareis en este enlace para haceros una mejor idea de la ciudad.



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