El tour que habíamos contratado para hoy, era la tumba del emperador Minh y la esperada Gran Muralla China. Otro de las 7 maravillas del mundo.
Lo primero que vimos, que tampoco sabíamos que entraba, fue una de las fabrica/tienda de las famosas piedras de Jade. (Sorpreesaaa!).
A diferencia de las tiendas del día anterior, esta fue mas amena, y no hubo apenas presión (para ser China) para comprar algo. Es increíble lo que pueden crear con este material...
Seguido salimos de la ciudad para ver la tumba del famoso emperador Minh. Pocas veces algo nos ha parecido tan aburrido y "expuesto" de una manera tan pobre, sin informacion de ningun tipo. No merece nada la pena perder el tiempo en esto. Bajar 27 metros para entrar en una especie de búnker y ver algo que se supone que son 3 tumbas y efectos personales, todo, herméticamente acorazado por lo que no se puede ver nada. No hay mas.
La comida de hoy, (prácticamente igual a la que puedes pedir en cualquier restaurante chino en España) fue mejor que la del dia anterior, pero con las mismas prisas por continuar ruta (todavia tenia comida en la garganta). Lo bueno es que estábamos a escasos metros de una de las entradas a la muralla, en la parte de Mutianyu.
Por 80 yenes cada uno, nos entraba la subida en telesilla y la bajada en... tobogán?!
Así como lo oís, en tobogán!.
Subir hasta arriba y ver las vistas que desde allí se observan, y encima con la muralla serpenteando por las montañas, realmente vale la pena. Aun mas, evidentemente, si empezáis a recorrerla subiendo y bajando las diferentes colinas. Cuestas de vértigo en algunos tramos por cierto...
Parte no accesible de la Muralla. |
Fue un momento especial estar en aquel gran lugar como os podéis imaginar.
En cuanto a la bajada... hacia tiempo que no disfrutaba tanto... Efectivamente, es un tobogán bien montado, donde, con la ayuda de unos deslizadores y una palanca de freno, vas bajando hasta el punto donde cogimos el telesilla, (longitud, 1,5 km). Llegue a ver a gente bajando mientras que subíamos, y no les vi bajando nada rápido, por lo que no me esperaba mucho. Pero fue poner la palanca al lado contrario del freno y no veáis la velocidad que se cogía.
Para que os hagáis una idea, era como vivir una de las bajadas en uno de esos "carros" sobre el hielo que se ven en las olimpiadas. AMAZING! Como dirían algunos.
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