Y por fin llegamos a Nueva Zelanda!. Las antípodas de España.
Así había conocido yo siempre a esta tierra. El punto mas lejano de mi país.
No nos creímos dónde estábamos hasta 3 días después.
La llegada fue a Christchurch, capital de la isla sur, después de unas 3 horas de vuelo desde Melbourne.
Pero como llegamos a las 5 de la mañana optamos por no parar en esta ciudad e ir directamente a Dunedin. ("Danídan", asi es como lo pronuncian ellos..). Cinco horas mas en bus.
Ahí fue cuando empezamos a ver esa cadena montañosa impresionante que mas parecía un enorme póster al fondo.
Nos quedamos tan solo una noche en la "Edimburgo" de Nueva Zelanda. Así la llaman, no solo por su parecido de cuestas, sino porque al ser fundada por escoceses, le dieron el nombre de Edimburgo, pero en gaélico; Es decir, Dunedin.
Optamos por visitar mejor la ciudad, a la vuelta de nuestro esperado tour en bicicleta. 150 km de recorrido en tres días; Eso era lo que nos habíamos marcado.
El "Otago Central Railway Trail", así es como se llama esta famosa ruta, especialmente para los kiwis (la gente local de Nueva Zelanda), porque por lo que parece no es tan conocida para los turistas extranjeros, por lo que nos gustaba aun mas la idea de hacerlo.
Tal y como su nombre indica, ésta era la ruta que hacia el tren hace unos 150 años, entre los pueblos de Midlemarch y Clyde, (en el interior de la isla). En total, 150 km que los separan, entre los cuales quedan, numerosos pueblos minúsculos, que de no ser por esta ruta, habrían quedado perdidos en el olvido.
Un buen día, a alguien se le ocurrió la brillante idea de desmantelar esa vía férrea, y dejar el mismo recorrido de tierra para disfrute de caminantes y ciclistas haciendo que dichos pueblos volvieran de nuevo a la vida. Y os digo, el recorrido esta casi intacto de como estaba hace un siglo, que es lo bonito.
El tema es alquilar unas bicis de montaña y fraccionarse los kms, y por ello los días, a gusto del consumidor, para poder llevarlo a cabo.
Nosotros, por tiempo y por dinero, lo hicimos en 3 días, y decidimos empezarlo por Middelmarch.
Dejamos nuestras pesadas mochilas en Dunedin, para llevarnos lo estrictamente necesario para tres días y cargar lo menos posible.
Junto con el dueño del alquiler de bicis en Middlemarch. |
Justo al inicio del camino de 150 km. hasta Clyde. |
Contactamos con una de las varias empresas que existen, para alquilar un par de bicis (unos 35 dolares al día) y reservamos las dos estancias, donde dormiríamos por el camino. (Unos 100 dolares de media por habitación). La segunda de ellas, una antigua escuela de los años 20!.
Así que estábamos listos para empezar esta andadura, que nos llevaría a conocer el interior de Nueva Zelanda de la manera mas autentica y natural.
Empezamos a las 10 de la mañana con muchas ganas... y mucho viento en contra.
Ni poder montarse en la bici del viento que hacía. |
Momentos en los que ni la bici podíamos mantener recta. |
Tanto fue así que la mayoría del tiempo lo teníamos que hacer andando porque nos tiraba de la bici. Y peor aun, llegado a ciertos puntos en donde hasta andando, se empezaban a volar las bicis, y nosotros detrás. Pensaba que seria algo momentáneo, pero al ver que cada vez iba a mas y que era la 1 de la tarde y solo habíamos podido hacer 16 km, no íbamos a llegar a tiempo a nuestro hospedaje reservado, por lo que decidimos llamar al dueño de las bicis para que nos viniera a recoger.
Tuvimos un pequeño dilema al volver, ya que teníamos todo arreglado para los tres días siguientes y ahora estábamos estancados en Middlemarch.
Y cuando digo estancados lo digo de la manera mas literal, porque jamas en mi vida había visto pueblo más pequeño y tan muerto como ese.
No teníamos transporte hasta el día siguiente para poder retomar la ruta, en donde se supone deberíamos haber dormido. Que, sintiéndolo mucho, tuvimos que cancelar porque no había manera de llegar ese día.
Por lo que teníamos que buscar un nuevo alojamiento en Middlemarch hasta el día siguiente que nos recogería el del transporte.
Nos aconsejaron 2 sitios para dormir y eran, a cada cual peor. Un camping el cual no estaba el dueño, pero por lo que pudimos ver no estaba nada bien y no había mas que un huésped... bastante raro; Y por otro lado, el hotel del pueblo... malo sera, pensamos...
Pues quizá hasta peor, una dueña borde, sin huéspedes, y con las habitaciones de hace... 150 años. Frías y feas que daban miedo... y por 90 dolares la noche!
Y si algo va mal, la cosas siempre pueden ir ... a peor.
Ahora nos encontrábamos con las bicis por el pueblo fantasma, sin alojamiento, con mucho frío, (podía nevar al día siguiente, decían), cayendo ya la noche, (a las 4:30 de la tarde!!), y encima se pone a llover... que no teníamos ya ni para resguardarnos.
Tan solo nos quedaba por ver una casa algo dejada, tipo B&B que descartamos en su momento por lo descuidada y sucia que parecía por fuera y bueno, por la ausencia de su dueño; El cual nos acabábamos de enterar, era una oficial de policía del pueblo...(la única policía del pueblo me refiero...).
Cuando de repente, ahí vemos pasar el coche de la poli por delante nuestro y viendo que da la vuelta...
Nos confirma que sí, que tiene habitaciones libres, a 100 dolares con desayuno...(!).
Nos confirma que sí, que tiene habitaciones libres, a 100 dolares con desayuno...(!).
UUFF ... Bueno, no nos quedaba nada mas por ver...
-Y sin desayuno? Porque estamos bajo presupuesto, dijo Sabri...
-Bueno, pues... (nos ve la cara de desesperación), en 60 lo dejamos, os parece?, contesto la policía...
No teníamos más donde elegir así que, vamos a ver qué nos encontramos...
Cuando de repente nos abre la antigua casa ... y vemos que está toda perfectamente reformada por dentro!.
-Y sin desayuno? Porque estamos bajo presupuesto, dijo Sabri...
-Bueno, pues... (nos ve la cara de desesperación), en 60 lo dejamos, os parece?, contesto la policía...
No teníamos más donde elegir así que, vamos a ver qué nos encontramos...
Cuando de repente nos abre la antigua casa ... y vemos que está toda perfectamente reformada por dentro!.
Toda la casa para nosotros (!), ya que éramos los únicos en las 4 habitaciones, nos dijo.
Todo lo que deseábamos de una casa (de lo mas acogedora), lo tenia.
Hasta 3 películas nos vimos en esa tarde\noche... (cuantas veces echamos eso en falta durante nuestros ya 4 meses de viaje)... Un sofá, una manta, buena comida y una peli... y mientras que veíamos las pelis, nos preguntábamos.... estamos en Nueva Zelanda, verdad?... Algo surrealista...
The Lodge se llamaba el B&B.
Tras una más que acogedora noche, a las 8am ya nos estaban recogiendo para llevarnos a nuestro segundo punto de partida, Ranfurly.
(Que duro fue dejar esa casa para pedalear 50 km en pleno invierno en Nueva Zelanda).
Pero nos pusimos a ello y enfilamos la primera de esas rectas interminables que suelen hacer los trenes.
Nos tocaba el día mas duro ya que llegaríamos al punto mas alto del recorrido a eso de mitad del mismo. Y sí, en algunas partes se hizo durillo. Pero las pequeñas paradas y los paisajes que veíamos, nos ayudaban a continuar....
Interior de la casa. |
Todo lo que deseábamos de una casa (de lo mas acogedora), lo tenia.
Hasta 3 películas nos vimos en esa tarde\noche... (cuantas veces echamos eso en falta durante nuestros ya 4 meses de viaje)... Un sofá, una manta, buena comida y una peli... y mientras que veíamos las pelis, nos preguntábamos.... estamos en Nueva Zelanda, verdad?... Algo surrealista...
The Lodge se llamaba el B&B.
Exterior de la casa con las montañas al fondo. |
Tras una más que acogedora noche, a las 8am ya nos estaban recogiendo para llevarnos a nuestro segundo punto de partida, Ranfurly.
(Que duro fue dejar esa casa para pedalear 50 km en pleno invierno en Nueva Zelanda).
Pero nos pusimos a ello y enfilamos la primera de esas rectas interminables que suelen hacer los trenes.
Nos tocaba el día mas duro ya que llegaríamos al punto mas alto del recorrido a eso de mitad del mismo. Y sí, en algunas partes se hizo durillo. Pero las pequeñas paradas y los paisajes que veíamos, nos ayudaban a continuar....
Las estaciones tal y como eran antaño. |
Rectas interminables durante el recorrido. |
Hasta que a medio camino, se me pincha una rueda...
ZAS! (Ésta en plena nuca para recordar como se reparaba un pinchazo...)
No quería cambiarla hasta por lo menos llegar a uno de esos minúsculos pueblos, porque en el medio, no hay absolutamente NADA, mas que campo y ganado. Incluso en algún pueblo no hay ni si quiera para comprar agua, nos avisaron...
Así que hinchando la rueda cada 10 min. para aguantar hasta el siguiente pueblo... Oturehua.
En medio de la nada con la rueda pinchada. |
Pero cuando las cosas van mal... siempre se puede ir a ... mejor!... porque preguntando preguntando, llegamos a dar con el mecánico del pueblo quién, en tiempo récord, me cambió el neumático sin cobrarnos un céntimo.
Ahora, a recuperar el tiempo que habíamos perdido con esto.
De ninguna manera queríamos que se nos echara la noche por estos lares...
Más fotos durante el trayecto...
Fotos: Julen Esnal
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