La primera noche en pleno camino Inca, no dormimos tan mal como pensábamos. Estábamos tan cansados que caímos rendidos y pudimos descansar por lo menos lo suficiente como para emprender una nueva etapa.
Lo que sí acusamos fue la espalda y los hombros por el peso de la mochila o la incomodidad de llevar el saco en bandolera. (No nos lo montamos nada bien en este sentido). Por lo que tras pensarlo detenidamente, decidimos hablar con el guía para que uno de los porteadores "cargara con el muerto".
Acordamos un precio que finalmente fue de 100$, para de esa manera poder hacer mucho mejor, no sólo el resto del camino sino... el resto del viaje (que aun nos quedaban 3 meses más y a veces es mejor no tentar a la suerte y ser precavido en ciertas ocasiones).
En torno a las 6 AM estaríamos desayunando. Tiempo que aprovechan los porteadores en desmontar todo el campamento; Por lo que lo teníamos que tener todo recogido y preparado para entonces.
Un buen desayuno compuesto de pan, huevos, miel, mermelada, plátanos y demás piezas de fruta en el cuerpo y ya estábamos listos para empezar la caminata.
Poco después de empezar hicimos la primera parada delante de un cartel con el mapa o mejor dicho, el perfil del recorrido que haríamos en esta dura jornada. Situándonos en el mapa y comentando hasta dónde iríamos en este segundo día. Como digo, el más duro del Camino llegando a sobrepasar los 4.000 metros de altura con la dificultad que conlleva la elevada altitud en la respiración.
Nuestro guía a la derecha en medio de la explicación. |
Ya nos lo avisaron y debíamos tenerlo presente para ir mentalizados. Aun así, se empezadaba hacer duro...
Empezábamos a notar el gran desnivel que había en ciertos momentos durante esta segunda etapa. Aunque como siempre, el esfuerzo tenía su recompensa.
Comenzaban las subidas con gran desnivel. |
Todo esfuerzo tiene su recompensa. |
Compartiendo camino. |
Compartiríamos el estrecho camino, no sólo con nuestro grupo de compañeros y porteadores, sino con el resto de grupos y sus respectivos porteadores; E incluso con llamas, mulas y demás animales que pueden aguantar cargados estos desniveles.
(En total son unas 500, entre unos y otros las personas que suben diariamente por esta senda... que no es poco).
La subida se hacía cada vez más dura. |
Pero volviamos a tener recompensas aun mejores. |
Descansos en los más bellos paisajes. |
Recien bautizado como "Moises" por la barba y mi inseparable baston. |
Pero había que seguir... y seguir y seguir subiendo. Daba la sensación que no terminaba nunca.
Lo único que veíamos eran a los porteadores adelantándonos, acarreando a sus espaldas casi el peso de una persona.
Hilera de gente subiendo la exuberante montaña. |
Heroes anónimos estos porteadores. |
Y por fin llego el momento.
Sabri y yo llegando practicamente solos; Agarrados de la mano y mirando, de frente al grupito que nos aplaudía, y hacia atrás para ver el espectáculo que teníamos ante nuestros ojos y ver lo que acabábamos de conseguir. Tan solo queríamos cubrirnos el cuerpo por el viento a esa altura y unirnos al grupo para seguir aplaudiendo a los que iban llegando en cuenta gotas. Algunos de ellos sufriendo realmente. Una sensación emocionante y emotiva.
Así alcanzamos la cima de la majestuosa montaña...
Un merecido descanso. Unas buenas fotos en grupo para inmortalizar tan emocionante momento y.... a seguir!
Esperando al resto de compañeros. |
Pero ahí no acababa la jornada, porque desde ahí empezaba para mí, algo aun peor.. la bajada.
Y digo lo peor porque tras enorme esfuerzo uno acaba agotado, pero el hecho de bajar miles de escalones irregulares hace que las piernas no paren de temblar quedando para mí, la peor parte.
Y seguíamos bajando... y bajando y bajando. Y las piernas cada vez más inestables y temblorosas.
rectas, curvas, rizos... eso sí, con paisajes como salidos de una película de Peter Jackson, con cascadas, valles, montañas... Bueno, creo que las imágenes hablan por sí mismas.
Tras unas 7 horas de caminata (con paradas incluidas), no nos creíamos haber llegado a nuestro nuevo campamento. Cómo no, con todo listo y preparado para llegar y tirarnos dentro de nuestras respectivas tiendas. (Benditos porteadores el trabajo que realizan).
Tan sólo tendríamos que dejar por un momento nuestra tienda para acicalarnos y cenar en nuestra tienda-comedor. (Por segundo día consecutivo decidimos no ducharnos por el estado tan precario en el que se encuentran los servicios).
Creo que puedo decir, que fue uno de los días con mas apetito de entre los 4 de todo el recorrido.
Afortunadamente los cocineros hicieron un buen trabajo como se puede apreciar. Sin olvidarnos de las ricas y reconstituyentes sopas que siempre teníamos de primero.
Al día siguiente nos esperaría otra día de aventura dentro de este magnífico Camino Inca.
Fotos: Julen Esnal
MACHU PICCHU. Por el camino Inca (I)