martes, 25 de noviembre de 2014

Reserva Natural Pingüino de Humboldt.


Salimos pronto desde nuestro fantástico hostal de La Serena, hacia Punta Choros.
En el caso de no querer ir con grupos de turistas como nos gusta a nosotros, nos recomendaron coger un bus a las 9 am (solo hay uno al día) frente a la panadería "Los griegos", en la calle Francisco de Aguirre, que nos llevaría hasta el cabo Punta de Choros, a 130 km al norte de La Serena.
Casi 2 horas de viaje en "micro", (lo que llaman aquí en Chile a los buses pequeños), en paralelo a la costa, cruzando desierto; Siendo la ultima media hora por carretera de arena, atravesando literalmente un desierto repleto de cactus. Lo malo es que lo que más resaltaba a los bordes de la carretera era la basura, especialmente y como siempre, plástico.

Tanto "Choros", como "Punta Choros", son dos pueblos muy muy pequeños, en el desierto y el mar, habitados prácticamente por pescadores, ya que no hay absolutamente nada más en kms a la redonda. Y el bus que nos traía, es en realidad el único "enlace" fuera del desierto y quien les provee de víveres a algunos locales.
Es por ello, que nada más dejarnos en el pequeño puertecito del pueblo, nos diría a qué hora pasaría a recogernos, ya que de nuevo, es la única forma de salir del pueblo y del desierto.

Allí nos esperaba una embarcación con algunos turistas a punto de salir, y que de no ser por el conductor del bus, habría salido ya.
10.000 pesos fue lo que pagamos por subir con ellos. Un par de horas de recorrido entre la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, con un guía especializado y avistamiento de delfines.
Hubiéramos podido hacerlo más auténtico, cogiendo una embarcación de pesca, pero ni había en aquel momento porque estaban todas faenando y por lo que sabemos, cobran lo mismo. Y tal y como fue, hicimos bien; Porque aprendimos un montón sobre la fauna y flora de la Reserva.


Pescadores viniendo de faenar.

Descargando la mercancia.


Visitamos dos de las tres islas. Isla Choros, en la que esta completamente prohibido desembarcar, e Isla Damas, en la que se suele desembarcar pero que por motivos de restauración de algunas partes, no fue posible. La tercera en discordia es Chañaral, pero esa no llegamos a verla.

Vimos cantidad de animales entre ellos, tres clases distintas de cormoranes, albatros, pelícanos, otros tipos de aves, nutrias marinas, enormes lobos de mar, y... los protagonistas estrella, los pingüinos!.
Quién nos diría que veríamos pingüinos en zonas tan áridas...
Lo bueno fue que con cada clase de animal, nos iban comentando datos y detalles de todos ellos.
Y lo malo de nuevo, que nos volvimos a quedar con las ganas de ver delfines.
(Pero bueno estas cosas pasan cuando los animales se encuentran en libertad).







Llegamos a puerto a eso de las 2,30 pm por lo que nos quedaba una hora mas o menos de espera hasta que volviera el bus a recogernos. Tiempo que invertimos en hacer una paradita en un pequeño restaurante que nos recomendaron, el "Bar Co". Y puedo decir que comimos las mejores empanadas de queso desde que desembarcamos en este país.

Más fotos de la jornada:

Explicación con los pingüinos al fondo.

Gran camuflaje el que tienen con las rocas.

Un leon marino que había perdido a su cria.


Leones marinos siempre acompañados de hembras.

Cormoranes secando sus alas al viento despues de zambullirse en picado.

Una nutria recién salida del agua.

Miles de formas las que crean las aves en segundos.

Tras dos horas en barca sin parar de ver animales, sólo podíamos ver cómo trabajan los marineros en tierra vendiendo la mercancía.






Fotos: Julen Esnal


miércoles, 19 de noviembre de 2014

La Serena y Coquimbo. Un descanso en el viaje.


Tras nuestro breve pero intenso paso por el Cajón del Maipo, decidimos tirar hacia el norte, saltándonos la enorme ciudad de Santiago de Chile. Nuestro objetivo era llegar hasta el Valle del Elqui y para ello debíamos pasar antes por La Serena.

Algo más de dos horas nos llevó desde que salimos del Cajón, hasta que llegamos a la terminal norte de buses de Santiago. (Nos cruzamos literalmente la ciudad).
Allí cogimos el primer bus que salía hacia La Serena, el cual tardó unas 7 horas en llegar a nuestro destino. Unas 10 horas de viaje en total.

Pero aquí los viajes en bus, son otra historia. Nada comparado con Asia y ni siquiera a Europa. Con un chófer y un ayudante/azafato, que se encarga de todo, incluido las maletas, (las cuales etiqueta para dárselas de nuevo al correcto pasajero), baño, buen espacio entre asientos, indicador luminoso con info importante para los pasajeros, limpio... vamos, un lujo que muchos otros países ya quisieran.

La noche anterior reservamos a ultima hora, un bonito hostal en el centro de la ciudad de La Serena, pero cuando llegamos nos dimos cuenta que era mucho mejor de lo que esperábamos.
El hostal "El Árbol" está perfectamente dirigido por Isabel con la inigualable ayuda de Susana y la entrañable Juanita. Las 3 hacen un equipo perfecto en este pequeño pero super acogedor hostal en medio de la ciudad. Siempre recordaremos la extra cómoda e impecable cama que no nos dejaba levantarnos con normalidad. O esos desayunos que nos preparaba Juanita, por no decir de los consejos y charlas que nos pegábamos con Isabel y Susana. Además del ambiente internacional que se respiraba. Creo que podemos hablar del mejor hostal (sino uno de los mejores hostales) en el que hemos estado en todo este viaje.
(Se dice pronto después de casi 6 meses de largo viaje...).
De dos días que reservamos en un principio, lo acabamos alargando a cinco por lo agusto que nos encontrábamos. Solo había que leer el libro de visitas para darse cuenta que no éramos los únicos.


Exteriores del Hostal El Arbol.


Capital de la Región de Coquimbo, La Serena es conocida por su pasado y arquitectura colonial y por ser la segunda ciudad más grande de Chile. Lo malo, la cantidad de basura que llegamos a ver y lo dejada que aparentemente se encuentra la ciudad a nuestro parecer.
Por no hablar de su conocida ciudad vecina Coquimbo, la cual está aun más dejada si cabe que la primera, especialmente en cuanto a suciedad se refiere.
Una pena porque es un pueblo típico de pescadores muy pintoresco.
Es curioso observar a los leones marinos desde tan cerca como ocurre en su famoso puerto, en donde se puede disfrutar de marisco recién cogido o ver a los pescadores haciendo sus faenas... algo cada vez más raro de ver en el mundo por desgracia.






Leones marinos jugando en el mismo puerto.

Puestos de venta en el mismo puerto con marisco fresco.


Ambas ciudades son costeras y cómo no, viven del mar, aunque supongo y espero que en la época de verano se encuentre en mejores condiciones de como lo vimos para disfrutar de sus playas y su costa; Porque en la de La Serena concretamente (en la parte en la que se encuentra el famoso faro, símbolo de la ciudad), incluso está prohibido el baño ... (No me extraña viendo el estado de la playa, con manadas de perros abandonados, coches pasando por la arena y alguna edificación derribada). Una auténtica pena cuando cuenta con enormes playas que de estar limpias serían una delicia. Y eso que como digo es un conocido lugar turístico precisamente por las playas.
(Debo decir que no nos recorrimos más playa viendo el estado en el que estaba. Espero que en otras partes esté mucho mejor).


Playa de La Serena junto al faro.


Uno de los días aproveché para hacerme una escapada y conocer tanto la catedral, como el museo arqueológico, (el cual recomiendo encarecidamente si se quiere saber más sobre los auténticos antepasados de estas tierras antes que llegaran los europeos). Y en donde podréis ver un Moai auténtico de la Isla de Pascua. (Destino por cierto que ya nos hubiera gustado ir pero que incrementaba considerablemente nuestro presupuesto).
Lo bueno fue poder degustar buena comida y relativamente barata en cualquiera de los restaurantes de la ciudad. Un consejo: Pedir siempre el menú de la casa allá donde vayáis.


Catedral de La Serena.

El famoso Moai del Museo arqueológico.


Pero sin duda, una de las mejores cosas que hicimos estando aquí, y que más recomiendo, fue ir a ver la Reserva Natural Pingüino de Humboldt, famosa por su flora y fauna, pero...  eso os lo contaremos en nuestra siguiente post.

Más fotos de las ciudades:


Alrededores de Coquimbo.

Perros en todos lados y en estos estados.

Menos mal que lo avisa el cartel que si no....

Estampa tipica de Coquimbo con sus leones.

Fotos Julen Esnal


viernes, 14 de noviembre de 2014

El Cajon del Maipo (II). Glaciar El Morado.


Nos recogió Patricio nuestro guía, a eso de las 9 de la mañana para ir directos a Baños Morales, a dos horas en coche desde nuestro pequeño pueblito de San Alfonso.

La mayor parte del tiempo en mala carretera; De arena y piedras, cruzando algún que otro río (sin puente) y circulando con decenas de enormes camiones que vienen y van desde la mina de yeso al final de dicha carretera.

Carretera hacia Baños Morales


Baños Morales, es la última aldea de esta carretera, y lugar desde donde se accede al Monumento Natural de El Morado, y a su vez al glaciar de San Francisco.

Tras pasar el doble control y registro por parte de los carabineros de Chile y abonar 2.000 pesos por persona, por fin empezamos la ascensión. 
La primera hora fue algo mas fuerte que el resto de las 3 siguientes, pero aun así perfectamente accesible para casi todo el mundo.
Con las pertinentes paradas donde Patricio nos iba comentando todo el precioso entorno que veíamos ante nuestros ojos.






Miles de colores se reproducían ante nuestros ojos en ese paisaje extraño, a causa de la cantidad de minerales que tiene la tierra de ese valle, (yeso, litio, ...).

Tras unas cuatro horas de ascensión, bien cubiertos por el intenso sol, el cual además nos reflejaba por grandes zonas de nieve que íbamos atravesando, pudimos llegar hasta la laguna.
Fue una pena verla congelada debido a las bajas temperaturas que todavía existen por las noches en el mes de Octubre. Aun así, se percibía un agua completamente clara en los bordes que aun aguantaban sin congelarse del todo.



Vista al lago congelado.

A destacar la ausencia de basura en todo el recorrido, (es más, en toda la zona del Cajón), tan sólo encontrándonos una bolsa de plástico que fue recogida por Patricio al instante.

Teníamos el glaciar, a "pocos metros" desde donde nos encontrábamos; Casi lo podíamos sentir... lo veíamos!... pero detrás de una montaña, la cual debíamos bordear por su base, para poderlo ver en su plenitud.
Lo cosa fue que aquí ya era todo terreno nevado y lo malo, que había partes en las que la nieve era tan virgen, que hacía que nos hundiéramos hasta las rodillas, por lo que teníamos que ir probando con el piolet para pisar en tierra firme.




Lo peor era que cada vez había más zonas donde, aparte de hundirnos, corría agua bajo la nieve, y empezaba a haber partes más profundas y era demasiado fría como para meter la pierna entera, por lo que Patricio nos aconsejó suspender la expedición.

Aun así, habíamos llegado a una buena altura y disfrutado de ello, por lo que tras un rico pic-nic y una buena conversación en un esplendido paraje, empezamos el descenso, que no nos llevó más de dos horas y media.


La enorme mina de frente.
El pueblo de Baños Morales.

Bajando hacia el pequeño pueblo.


Cuando bajábamos ya con el coche y llegando a San Alfonso, Patricio nos comento que, tiempo atras, había un tren que recorría estos pequeños pueblecitos, pero desde el golpe de estado, éste desapareció, dejando tan solo algunas reminiscencias de su paso por dichos pueblos.
Una de ellas, era el túnel que atravesaba una de las montañas, y que se podía atravesar, ya que habían desmontado los raíles.
_Anda! Como en Nueva Zelanda!. (Pensamos nosotros)...
En la entrada había un montón de flores, cruces, banderas, velas, fotos ...
_Qué es todo esto Patricio? Le dije ...
_Nada!... Me dijo... es que hace años se ahorcó un chico dentro del tunel...
_Bueno, nos adentramos entonces! .. nos dijo tras soltarnos ese insignificante comentario...
No podíamos decir que no... había que atravesarlo como fuera.
(Estaba completamente oscuro, pero yendo con las luces del coche, era bien diferente a no llevar ninguna, o simplemente la luz del móvil, tal y como nos ocurrió en NZ).
Pero... no fue exactamente igual...
Primero, porque estaba lleno de baches y basura y, segundo, en las condiciones en las que se encontraba el coche, podía quedarse parado en cualquier momento.
Finalmente lo atravesamos... Lentos; muy lentos, pero sin problemas.





Ni se paró el coche, ni vimos cosas raras, y pudimos llegar al pueblo de San Alfonso y despedirnos de Patricio compartiendo una buena cerveza.

Dos días estupendos los que pasamos en el Cajón del Maipo que como siempre, estando en preciosos lugares y dando con la gente adecuada, se hicieron, aún mejores.

Más fotos de la jornada:




Zona de volcanes.

Fotos: Julen Esnal