lunes, 30 de junio de 2014

Cruzando el Estrecho de Cook. En ferry hasta Wellington.


Y de nuevo otra etapa pasada de nuestro viaje.
Con 4 meses y medio viajando a nuestras espaldas, nos disponíamos a coger el gran ferry y cruzar el estrecho de Cook (clasificado entre las aguas más peligrosas del mundo), para llegar hasta la isla norte de Nueva Zelanda.

Salimos de Nelson, de nuevo con la compañía Nakedbus, (*) hacia el pequeño pueblo de Picton, desde donde salen los ferrys hacia la ciudad de Wellington.


Saliendo desde el puerto de Picton.


Solo hay 2 compañías que lo hacen, y nosotros cogimos obviamente la mas barata. Tan solo eran 4 dolares cada uno de diferencia  y tardaba media hora más, pero no teníamos prisa alguna por lo que por 51 dolares cada uno, teníamos nuestro billete a la isla norte. (...every little helps!...).

Son unos barcos enormes con todo tipo de comodidades para hacer las 3 horas y media de viaje de lo más confortable. No obstante para los que no estamos acostumbrados hacer esta ruta, nos pasamos buena parte del viaje en la cubierta del barco, (a pesar del frío que se pasaba), viendo el estupendo paisaje de multitud de islas que teníamos frente a nosotros.


Disfrutando del sol en cubierta.

Paisaje repleto de islas.

Los pocos atrevidos en cubierta viendo el espectacular paisaje.


Cuántas veces pensamos en este preciso momento cuando estábamos en Dublin planeando este viaje ...
Y ya estábamos allí... apoyados en la barandilla de la cubierta de ese enorme barco...
Lo rápido que pasa el tiempo...
Era como el verdadero ecuador de nuestro viaje.
Ya sólo nos quedaban 3 semanas en este país y 4 días en Sydney, antes de pegar el gran salto a Sudamérica.

Llegamos a Wellington a eso de las 7 de la noche, y allí nos dimos cuenta que habíamos llegado a una "gran" ciudad. (Comparado a lo que estábamos acostumbrados a ver por este país), con edificios altos, con sus luces encendidas al estilo "big apple", comercios, bares y restaurantes abiertos, y ... con gente! Mucha gente por la calle (bueno, de nuevo comparado al resto de NZ que esta vacía).

De hecho Wellington es la capital de Nueva Zelanda. (Aunque Aukland le supere en mucho en cuanto a número de habitantes).

Puerto de Wellington. Foto: turismoenfotos.com


Fuimos directos cómo no, a otro hostel YHA. No es que estén siempre en el mismo centro, pero suelen estar en buena localización, y nos aseguramos unas mínimas y buenas facilidades. (Eso sí, la caminata que nos dimos desde el puerto hasta el hostel cargados como íbamos, fue considerable...).
Esta vez compartiríamos habitación con 6 personas más por... 28 dolares la cama!. (Zas!, directo a la nuca).

Por lo que veíamos en los tablones de información del hostel, (siempre se encuentra aquí, info interesante para mochileros), la ciudad tenia muy buena pinta, con el mar, el puerto deportivo, bonitas colinas alrededor, muchos museos y con bastantes actividades para poder hacer, y gratis;
Pero en esta ocasión decidimos no estar más de una noche en la ciudad, ya que en pocos días empezaríamos como voluntarios en otra granja orgánica en el centro de la isla norte, (La cual, por cierto, estaba tardando en contestar a nuestro ultimo e-mail...), y queríamos pasar antes unos días en el Parque Nacional de Tongariro.
Por lo que al día siguiente de llegar a Wellintong, ya estábamos cogiendo de nuevo otro bus, ruta hacia el norte.


Una pena por un lado no habernos quedado más tiempo disfrutando de esta ciudad aparentemente tan cultural y dinámica; Aunque por otro, cada vez nos dábamos más cuenta de las pocas ganas de "gastar" días viendo grandes urbes, pudiéndolos aprovechar a conocer lugares en  preciosos entornos naturales como los que nos rodeaban en este país.

Más fotos:








Fotos: Julen Esnal

* (Un pequeño truquillo. Si queréis ahorraros un dinero deciros que, al comprar varios billetes de autobús con esta compañía, solo pagaréis un cargo por dicha compra, mientras que si compráis 5 billetes por separado, tendréis que pagar un cargo de unos 6 dolares por billete. Lo que a la larga, es un pequeño gran ahorro).*


lunes, 23 de junio de 2014

Nelson y el Parque Nacional Abel Tasman.


Salimos de Franz Josef de nuevo con la compañía, Nakedbus.
Es un gran detalle, que cada vez que te montas en uno de estos autobuses, el conductor se presenta y comenta por qué lugares famosos o bonitos vamos a pasar y donde y cuando vamos a parar.

El trayecto fue de unas 9 horas, pero se nos hizo de lo más ameno porque íbamos subiendo hacia el norte bordeando toda la costa oeste, prácticamente pegados al mar.


Carreteras en el borde mismo de la costa.


Lo que no sabíamos es que una de las paradas que haríamos, seria en los famosos "Pancake rocks".
No somos muy dados a ver este tipo de "espectáculos" en donde los sitios son llamados de alguna manera por el parecido a animales o cosas. (Cosa por lo visto bastante común a lo largo de los países por dónde pasamos..)
La verdad que la gente nos habló de ello, pero no íbamos a gastar nuestro tiempo en ver... "parecidos naturales".
Pero en esta ocasión, por suerte o por desgracia, se nos brindaba la oportunidad de verlo.
Sinceramente, no sé en que proporción éstas rocas se parecían a tortitas una encima de otra, pero lo que sí os puedo decir es que era un lugar alucinante.


Aspecto de los "pancakes".

Un lugar especial justo al borde de la costa.


Las Pancake Rocks están en una región caliza muy erosionada junto al mar, que penetra durante la marea alta por medio de géisers marítimos verticales. La propia piedra caliza se compone de capas duras y blandas (animales marinos y sedimentos de plantas) alternadas.
(A mi sinceramente no me recordaban a pancakes ni de lejos...pero bueno...).

El agua brotaba con toda la fuerza de canales subterraneos.

Paisajes desde las pasarelas.


Una buena parada de 20 min. es lo que tuvimos, aunque ya podría haber sido de una hora .. Muy recomendable si se pasa por esta carretera.

Continuamos ruta hacia Nelson. Ultima parada de la isla sur.
(Dios!, ya?... el tiempo pasa sin darnos cuenta).

Nelson. Ciudad más al norte de la isla sur. Una ciudad... sencilla y muy muy tranquila. (A partir d las 5 no se ve prácticamente nadie en la calle... o por lo menos en invierno). Pero como suele ser regla general en toda Nueva Zelanda, con un entorno precioso. En este caso, el Parque Nacional Abel Tasman a pocos kms de allí.

Nada más llegar a la ciudad fuimos directos a otro hostel YHA. De esta manera nos asegurábamos una mejor estancia. Y así fue, porque de nuevo teníamos casi todo el hostel para nosotros y hasta nos pusieron en una habitación de sólo 2 camas por lo que estábamos como en un hotel... bueno, compartiendo baño, eso sí...

Al día siguiente reservamos una excursión al famoso Parque Nacional, pero a nuestro aire, sin grupos.
Una hora de bus desde el hostel hasta Kaiteriteri, barco hasta Anchorage y de allí, 12,5 km de trekking hasta Marahau, donde el bus nos recogería de vuelta.
Todo esto por 51 dolares. (Haciéndolo por nuestra cuenta...(!) No teníamos una mejor opción.
Nos avisaron que haría mal tiempo, pero no nos quedaban más días allí, así que decidimos hacerlo de todos modos.

Y efectivamente amaneció malo; Lluvia y viento, aunque no en gran medida.
El bus nos recogió muy pronto e íbamos tan solo nosotros junto con otro chico.
En cuanto al barco resultó ser un catamaran pequeño pero potente que, con el temporal y las olas que había era una autentica montaña rusa. Aun así se pudo detener en algún momento, para mostrarnos una curiosa enorme piedra milenaria y las focas y demás fauna de la zona.

La famosa piedra milenaria partida en dos.

Recién saliendo de catamaran.

Preciosa playa desde donde empezamos el trekking.


Cual "supervivientes", nos dejaron a los dos, en una playa enorme y desértica.
Allí empezaba nuestro trekking. Y no empezó mal, porque en ese momento tan sólo había un leve lluvia. Pero según subíamos la colina, el viento era más y más fuerte.
A veces temíamos que algunos de los arboles que tanto se movían, nos cayera encima.
Era un recorrido precioso que discurría por el borde de las colinas, por lo que en todo momento ibas al borde del mar o al interior de la rainforest viendo y oyendo pájaros de todo tipo y riachuelos con un agua cristalina.

La playa donde desembarcamos vista desde arriba.

Preciosas vistas desde lo alto con mucho viento.


Desde la playa donde nos dejaron, nos quedaban unas 6 horas de caminata para llegar hasta nuestro punto de recogida, en Marahau.
Nosotros los hicimos en unas 4 horas, incluso desviándonos de la ruta para poder ver lugares preciosos donde haríamos paradas para comer.
Si no recuerdo mal, nos debimos de cruzar con 6 personas en todo el recorrido. Es decir, nadie!. Es un gustazo ir por sitios así, sin gente, andando y escuchando los sonidos de la naturaleza.


Caminando justo al borde de la montaña con la playa abajo.


Escondites preciosos que descubrir.


Fue al final, cuando nos quedaban un par de kms., cuando empezó a llover más intensamente, siendo el ultimo km., aun más fuerte y sin árboles que nos cubrieran, cuando pasábamos por unos pantanales, por lo que llegamos al refugio bastante calados. Ya sólo nos quedaba esperar a que nos recogieran para llevarnos hasta nuestro hostel en Nelson.


Fotos: Julen  Esnal


lunes, 16 de junio de 2014

Wanaka y Franz Josef.


Tras nuestro paso por el bonito pueblo de Queenstown, tocaba ya coger bus y tirar hacia el norte.
Próxima parada, Wanaka. Otro bonito pueblo parecido a Queenstown en cuanto a localización, con enorme lago y montañas nevadas a su alrededor, aunque mas pequeño y bastante mas tranquilo que su antecesor.


La ciudad de Wanaka al borde del lago del mismo nombre, desde uno de sus miradores.


Esta vez no tuvimos la suerte de dar con un buen hostel.
Al no haber mucha gente en el hostel, no tuvimos que compartir la habitación con nadie, pero no estaba muy limpio que digamos y ni si quiera se respiraba buen ambiente. Todo el mundo muy a su bola y ninguna conversación que compartir...
No es que seamos muy de hablar con el primero que llega pero... hay sitios... y ambientes en los que se disfruta.

Hacía mucho frío y llovía pero después de esperar un rato a que mejorara nos dispusimos hacer uno de los bonitos trekkings que se pueden hacer por la zona.
Unas 3 horas de caminata para subir al Monte Iron, desde donde se tenía unas vistas espectaculares de los alrededores de Wanaka.




Tras un buen día caminando me di cuenta del cansancio que tenia. Pero esta vez no era sólo cansancio físico; Era algo más que no sabia muy bien cómo definir. Un bajón de cansancio, tanto físico como mental.
Muchos viajeros que llevaban tiempo viajando nos comentaron sobre esto durante nuestros ya 3 meses de viaje, pero yo siempre decía que a mí no me había dado aun... hasta ahora... 
Sabri sí que había notado ese estado antes entre Asia y Australia, aunque creo que no tan acentuado como lo que yo estaba sintiendo... No podía mas... No quería mas!.
Hasta el punto incluso que se estaba convirtiendo sin quererlo, en un pequeño obstáculo entre nosotros.

Necesitábamos descansar... y mucho!... especialmente yo.
Demasiada información, muchísimas fotografías y demasiados cambios en tres meses...
Por lo que decidimos, lo primero, salir de ese "negativo" hostel. Y segundo seguir camino hasta nuestro siguiente destino y no movernos de allí en 4 días. Objetivo: Franz Josef.
Allí afortunadamente encontramos otro hostel YHA, donde estuvimos 4 días...literalmente como en casa.
Además encontramos una habitación sólo para nosotros, doble y barata, (dentro de lo que es Nueva Zelanda claro). Y como encima era temporada baja, estaba medio vacío, por lo que teníamos todas las comodidades para nosotros.


Una de las rutas que hicimos para ver el glaciar desde lejos.


Apenas nos movimos del hostel en todo ese tiempo. Tan sólo alguna ruta de trekking (dentro de las múltiples que se podían hacer por la zona) y vuelta al albergue. 
El mini pueblo tampoco es que tuviera mucho más, y el cielo cada día se tornaba más y más cerrado, por lo que realmente fue el mejor sitio en el que pudimos hacer nuestro descanso físico y sobretodo mental.

Pero sin duda, entre todas las rutas que hicimos obviamente, la del glaciar se lleva la palma. El resto de rutas, transcurrían entre bosques tropicales y algunas colinas, pero la del glaciar combinaba esto y mucho mas.
Desde el hostel hasta el inicio de ruta eran casi 5 km, que por ahorrarnos el carisimo bus, lo hicimos también a pie.
Una vez allí, vas bordeando un enorme delta, prácticamente seco, pero que aun sigue dirigiendo el flujo de los múltiples ríos y cascadas derivados del deshielo glaciar y la nieve de las montañas colindantes.
Agua por cierto, de un azul casi blanco que no había visto jamas.


Enorme antiguo caudal de agua por donde pasaba el agua del deshielo


De un momento a otro, el camino te lleva entre medio de un bosque tropical, donde la inmensa humedad, hace que haya vida hasta debajo de las piedras; Y por lo tanto, fauna; Especialmente aves, de diversos tipos y colores, y con cánticos preciosos.
Lo mejor es hacer este tipo de caminatas en silencio, para apreciarlo en su totalidad. Y con la practica ausencia de turistas que hay por estos lares, es bien fácil poder apreciar esos detalles que la naturaleza nos ofrece.

Tras una buena caminata entre tan apabullante vegetación, el camino acaba desembocando a un enorme terreno, aparentemente desértico. Se trata del mismo cauce del río que antes veíamos, pero en su parte mas ancha y prácticamente seco. Tan ancho, que apenas se apreciaba la poquísima gente que iba andando sobre el mismo. Es en realidad, leemos, un antiguo lago, el cual se formo en los años 20,  por el caudal de agua del deshielo, pero que hoy en día solo lo atraviesa un caudaloso río que, comparado con el tamaño del lago, apenas se ve, pero que al acercarnos observamos un gran flujo y desnivel a sus costados.


A punto de atravesar el inmenso lago seco.


Los dos puntos negros son personas en la inmensidad de terreno.



Es como un paisaje fuera de este planeta.
Y por encima especial y muy "sensible", por tener justo bajo nosotros, dos de las placas tectónicas más activas, la Australiana y la del Pacifico.

Sentía algo especial, caminando en silencio por ese lugar.
Dejando atrás el antiguo lago, empezamos a subir un terreno donde vemos 2 señales, las cuales nos indican no pararnos en los próximos 40 metros, por los desprendimientos. El silencio que nos acompañaba, hacía mas intenso y emocionante el sonido de estos pequeños desprendimientos.


Ladera por donde subiamos. Al fondo el glaciar.

Señales de advertencia de desprendimientos.


Unos metros más, y llegamos al final del camino; Desde donde se podía ver esa enorme masa de hielo entre dos montañas. Mas lejos de lo que yo pensaba, pero que por cuestiones de seguridad, no se podía acercar uno más.
Igualmente el espectáculo en aquel lugar era impresionante.
Con el glaciar frente a nosotros y prácticamente sin turistas alrededor. Así es como lo vivimos.


La pena es que no se aprecia la espectacularidad del lugar. Foto: Sabri.


El retorno fue igual de bonito, viendo ese espectáculo natural pero desde otro lado.

A medio camino de nuestra ruta, empezaba otra hacia una colina. Tan solo 30 min. era lo que nos demoraría de nuestra ruta, por lo que decidimos subir la colina y ver el glaciar desde otro punto. Desde lo alto. Allí encontramos señalitica dónde nos informaba el desarrollo del glaciar y su desgaste a lo largo de los años.


Subiendo la colina para ver el glaciar desde otro punto.

Información en lo alto de la colina.


En total, unas 4 horas caminando. Y por encima, cuando nos quedaban los últimos 4 km andando por la carretera, dos simpáticas chicas nos ofrecen llevarnos en coche hasta el pueblo... (algo nada inusual por estos lares...), Pues claro!, les dijimos.

Fueron 4 días de relax, en los que necesitábamos cargar pilas, y lo hicimos.
Ya sólo nos quedaba Nelson, antes de cruzar a la isla norte.

Más fotos de la jornada:


Rio que atraviesa el enorme lago seco.

En medio de la inmensidad del antiguo lago.

Mas rutas que fuimos descubriendo durante los dias.

Preciosas sorpresas que te deparan los caminos.

Puente a ningún lugar. Cerrado en el extremo por derrumbamientos.


Fotos: Julen Esnal
Foto de portada: Lago Wanaka a los pies de la ciudad del mismo nombre.


lunes, 9 de junio de 2014

Queenstown, Milford Sound y Te Anau


Tras un par de días en Dunedin, ya teníamos ganas de conocer nuestro siguiente destino, Queenstown.
Unas 5 horas tardaría el bus en llegar, pero no se hizo nada pesado ya que los lugares por los que pasaba eran cada vez más y más bonitos. Especialmente desde Clyde donde la carretera sigue el cañón de un río hasta que al final acaba circunvalando uno de los lagos mas grande de la isla sur, el lago Wakatipu, dónde se encuentra la pequeña ciudad de Queenstown.
Con un agua completamente transparente por el agua que baja de las montañas, el lago Wakatipu tiene 80 km de ancho y 400 m. de profundidad, para que os hagáis una idea del tamaño; Y rodeado de grandes montañas, como la sierra de los Remarkables que lo hacen aun mas bonito y espectacular.
Varias de estas grandes montañas están muy cerca de la ciudad y como es obvio, en invierno, es decir, ahora en el mes de Septiembre, están completamente nevadas; Ésta es una de las razones, por las que Queenstown es tan conocida por los amantes a los deportes de invierno.

Nos hospedamos en el Flamers Kiwi, un pequeño hostel con ambiente veiteañero aunque acogedor. No muy caro si se comparte habitación y de esa manera no disparar el presupuesto. No obstante, buena opción para estar más metidos en "ambiente".

Al día siguiente habíamos comprado un par de billetes para Milford Sound. De nuevo con Nakedbus, (para nosotros, la mejor compañía, de autobuses de Nueva Zelanda).
Consistía en: Trayecto hasta Milford Sound, pasando por otro pequeño pueblo, Te Anau, + Ferry por los fiordos y vuelta a Queenstown el mismo día por la tarde  por 107 dolares (cada uno); Pero nosotros decidimos quedarnos una noche en Te Anau y conocerlo algo mejor.
Creo que puedo decir que la carretera de Queestown a Milford Sound, es una de las carreteras mas bonitas por las que he viajado en mi vida, especialmente a las 7 de la mañana. Llena de ríos, lagos, y montañas enormes, de nuevo con la sierra de los Remarkables de fondo.






Milford Sound, es un pequeño pueblo al borde de los fiordos en la localidad de Fiorland. Con este nombre, os podéis hacer una idea cómo es esto por aquí. Como ver el contorno de Noruega sobre el mapa.
Según llegamos allí, cogimos un catamarán (el cual estaba incluido en el precio del bus), que nos hizo un recorrido por todo el fiordo, y en donde pudimos ver la multitud de cascadas que se forman por el deshielo de las cimas de las montañas, (alguna llega a tener mas de 2000 m de desnivel!),  así como la fauna del lugar con sus aves, focas y pingüinos. Aunque desafortunadamente no pudimos ver ninguno de estos últimos ejemplares.


Dentro del barco apenas sin gente.
Proporción entre barco y montaña.


Los fiordos son en definitiva, antiguos glaciares que se fueron deshelando y que fueron formando y perfilando hasta formar lo que actualmente teníamos ante nuestros ojos. Un largo, profundo y estrecho entrante de mar, con montañas de mas de 2000 metros de altura a los lados. Era como ir por Nueva York, con la vista siempre arriba.
Mucho frío es lo que se pasa en la cubierta de ese barco haciendo el recorrido por el fiordo, pero visto lo visto merece y mucho pasar ese frío.



Mucho frio es lo que hacia en la cubierta del barco.


Tal y como comentaba, a la vuelta y tras pasar otro de los puntos míticos del recorrido como es el túnel Homer, nos bajamos en Te Anau ya que queríamos conocerlo un poquito mejor y de paso ver unas famosas cuevas de "gusanos luminosos" (traducción literal de los famosos glowworm caves). Pero en invierno éste pueblo esta prácticamente vacío. Casi todos los comercios permanecen cerrados. (Normal cuando es un pueblo que no pasa de las 2000 personas censadas).
En cuanto a las cuevas, decidimos no hacer la visita, por lo turístico del lugar y en especial, por el elevado precio de la entrada. 75 dolares por cabeza... (!). (Sin comentarios...).
Lo bonito de este pequeño pueblo lo encontramos en su gran entorno, con el lago que lleva su nombre a sus pies, (el más grande de la isla sur y el segundo en tamaño de toda Nueva Zelanda), y las enormes montañas nevadas al fondo.
Un buen paseo por este entorno de paz y tranquilidad, lleno de colores otoñales fue lo que nos dimos para compensar la visita a los gusanos luminosos y sabéis lo que os digo, que bien mereció la pena.


Lago Te Anau

Momentos de Paz...


Lo bueno fue también que encontramos un hostel YHA, cadena de albergues pertenecientes a Hostel International, y que podríamos decir, son los 5 estrellas de los hostels. Y lo mejor de todo es que estaba prácticamente vacío, por lo que en una habitación de 10, acababas compartiendo tan solo con 2 o 3 personas mas. Y son tan espaciosas que apenas te enteras que hay mas gente en la habitación.
Allí conocimos a una pareja de argentinos, Facundo y Eugenia, quienes llevaban un tiempo viviendo en una granja cerca de Chrischurch, y con quienes tuvimos una larga y buena conversación.


Amanecer en Te Anau.

Volviendo a Queenstown.


Al día siguiente, salíamos de nuevo prontito hacia Queenstown por esa preciosa carretera. Y no tardamos mas de 2 horas en llegar, por lo que el resto del día nos dio para visitar más tranquilamente esta pequeña ciudad rodeada de montañas.
Una de ellas (Bob's peak) estaba literalmente, a cinco minutos de nuestro hostel.
Decidimos subirla caminando y ahorrarnos el dinero del telesilla.
Una hora tardamos en llegar hasta casi la cima, por una más que empinada subida. Pero mereció la pena, especialmente cuando ves el espectáculo de vista que hay desde allí con el lago Wakatipu, las montañas y Queenstown a nuestros pies.

Ascenso a la montaña.


Allí me di cuenta por qué se la conoce a esta ciudad como "la capital de la aventura", porque hasta 6 deportes pudimos ver practicando en la montaña al mismo tiempo. Treking, parapente, bunji jumping, bajada en tirolinas, bici de montaña....
(Es increíble el provecho que le han sacado a la montaña). A parte de los deportes que se practican fuera de ella, como deportes de invierno, buceo, etc, etc...


Deportes de aventura en la montaña.

Vistas espectaculares al lago Wakatipu.


Lo que sí probamos, fue una especie de mini karts en lo mas alto de la montaña, en los cuales íbamos bajando hasta el mirador de la misma. Algo muy parecido a lo que probamos bajando la Gran Muralla China, pero esta vez con un par de circuitos de bajada, donde te ibas "picando" con el resto de gente.
Divertidísimo y relativamente barato. (Ahi os dejo el link: Skyline Luge).
En cuanto al resto del pueblo, (porque ahí nos dimos cuenta lo pequeño que era Queenstown), eran todo tiendas para turistas, de deportes de invierno, bares y restaurantes. Eso sí, en un entorno, espectacular.
Así es el lugar con el terreno mas caro de toda Nueva Zelanda. Así es Queenstown.

Más fotos:

The Mirror lake de camino a Milford Sound.

Con la Sierra de los Remarkables del fondo.

En lo alto de la montaña.

Bajando la montaña.

Parte de la ciudad de Queenstown.

Fotos: Julen Esnal