- Día 3:
Nos levantamos a las 4, tal y como dijimos para ver amanecer con el Anapurna de fondo. Nos comento Bodharaj que tendríamos un 25% de posibilidades de ver el pico del Anapurna despejado, pero aun así decidimos coger nuestras linternas y comenzar los 400 metros de ascensión. Una cosa así no se hace todos los días...
Nos costo bastante llegar hasta el punto mas alto, (una hora aprox.), especialmente a Sabri que llego a marearse un poco durante un momento, pero aun así se armo de valor y decidió seguir para adelante.
De nuevo debimos de dormir tan solo un par de horas a pesar de acostarnos a las 8PM, pero al parecer, son los síntomas típicos de la altitud.
Como era de suponer, no lo vimos despejado, pero sí el otro lado y la alegría de haberlo hecho fue realmente emocionante. Habíamos conseguido nuestro objetivo.
Con nuestro guia Bodharaj. |
Pero el día acababa prácticamente de empezar.
Bajamos de nuevo a "nuestro campo base" para desayunar y recoger nuestras pertenencias para continuar ruta. (8,30 AM)
No fue nada fácil. Nuestro cansancio acumulado empezaba a pasar factura. Especialmente en rodillas y espalda.
Nos quedaban 5 horas mas de trayecto a nuestro siguiente destino, Tada-pani.
Fue muy bonita la ruta que hicimos ya que discurría en su mayor parte por la cuenca de un río por lo que pudimos disfrutar de estupendas cascadas y arboles florales que dejaban el suelo con un manto color rosa que parecían de película. (Mayor foresta de Rhododendrons del mundo)
Esta vez no solo hubo tramos de subida sino también de bajada y tramos planos, pero las bajadas eran aun peor para nuestro ya castigado cuerpo.
El ultimo tramos de subida, muy pendiente, nos estaba terminando de machacar, pero hubo algo que nos dejo con la boca abierta... y el corazón roto.
Nos estábamos empezando acostumbrar a ver a los porteadores acarreando cada vez mas peso, pero cuando ves a un hombre mayor, portando unos 45 kg. sobre su cabeza y calzando tan solo unas chanclas con ese suelo tan resbaladizo después de haber llovido..... se te cae el alma a los pies.
Cuando le alcanzamos, (porque llegó antes al pueblo que nosotros!), lo primero que hice fue sentarme a su lado y cogerle sus manos como señal de admiración hacia el.
Nos dio la impresión que no mucha gente le debe agradecer el inmenso esfuerzo que realiza.
Finalmente, a las 2 de la tarde llegamos a Tada-pani, expectantes de ver nuestro siguiente hospedaje. Tal y como nos dijo nuestro guía, no seria como el anterior. Habitaciones como de hace 100 años (sin exagerar), frías y por supuesto con baño compartido.
El único calor en este frío día, estaba en el comedor, pegado a una cocina, también con el aspecto de mas de 100 años, al calor de la estufa y la conversación de los nepalíes y resto de turistas montañeros con una buena taza de te.
Eso si, las vistas desde aquí, eran espectaculares.
Os aseguro, era como estar viviendo un autentico reportaje.
Fotos: Julen Esnal
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